Estamos asistiendo al fin de la consolidación del mercado legal y a un comienzo muy incipiente de una fase de concentración, aunque es difícil predecir hasta dónde llegará.
Sin ánimo de hacer una predicción de bola de cristal, en este artículo se describen los factores que nos pueden ayudar a entender, desde un punto de vista estratégico, si se está reconfigurando el sector legal en España, y si se ha llegado al fin de una fase de consolidación para avanzar hacia una incipiente concentración.
En toda conversación informal sobre estrategia se escucha que las firmas grandes cada vez lo serán más, y que firmas medianas y pequeñas lo tendrán más difícil para competir a medio plazo. A nivel global, fusiones como la de A&O Shearman, o la anunciada de Herbert Smith Freehills y Kramer Levin nos invitan a pensar que ganar tamaño es una tendencia y garantía de competitividad. A nivel local, el constante crecimiento tomado de forma general en facturación y número de profesionales -ambos indicadores dependen de la firma- también parece mostrar que existe una ventaja competitiva con el tamaño que todos quieren alcanzar.
Con los datos en la mano, y tomando como referencia los últimos cinco ejercicios, parece que el mercado está experimentando un avance hacia una muy incipiente concentración. El mercado español, antes de la entrada de las firmas anglosajonas en España, era un mercado atomizado (hasta finales de los 80), y comienza a consolidarse como estrategia competitiva. En los últimos 35 años, las firmas en España se han hecho más grandes, con algunas correcciones de tamaño por el camino.
Si tenemos en cuenta la facturación de las primeras 25 firmas del mercado (facturación en España), el dato agregado -descontada la inflación- nos dice que ha aumentado su facturación. La horquilla de variación de este dato en el análisis firma a firma, nos muestra cómo se produce esta consolidación: el sector legal en España no es un mercado de fusiones cuando nos referimos a firmas grandes -al menos hasta ahora-, si no que opta por los denominados “fichajes laterales” en los que un socio o un equipo se mueve de firma, trasladando el negocio que puede de una firma a otra.
El crecimiento de las firmas más grandes fuera de España también es un factor que puede ser un indicio de madurez de mercado, y muestra una visión de mayores oportunidades fuera que las “marginales” dentro. El mercado legal español tiene unos límites que parecen cada vez más visibles.
En cuanto al número de profesionales de las firmas, también se observan datos similares: tomado de forma general, las firmas han aumentado su número de profesionales, lo que indica un nuevo síntoma de consolidación, aunque hay excepciones muy destacadas con tamaños prácticamente similares en un periodo de cinco años. Estas situaciones muestran un aumento de la eficiencia que puede tener su origen en la aplicación de la tecnología al conocimiento acumulado de la firma.
¿Qué puede llevar a las firmas a querer crecer y avanzar hacia una ligera concentración de mercado? La respuesta es compleja. En general, las firmas de abogados tienen pocas economías de escala, y suelen estar centradas en sus costes generales. La prestación del servicio se puede hacer más eficiente, y en cierto modo produce un efecto similar, pero más leve, como economía de escala. Basta mirar el incremento de la facturación por profesional en los últimos años para contrastar este dato.
Desde un punto de vista competitivo, el tamaño puede ayudar a gestionar el mercado laboral, es decir, a contratar a los mejores abogados. Un tamaño más grande ofrece unas oportunidades de carrera y retribución más atractivas. El tamaño también ayuda en el mercado de “capital” -socios-, que en principio ofrece mayor acceso a oportunidades proporcionadas internamente en ventas cruzadas. Por último, en un proceso de internacionalización y globalización de los clientes, el tamaño también ayuda a prestar servicios homogéneos en diferentes jurisdicciones, ya sea a través de oficinas propias o alianzas, con clientes dispuestos a pagar mayores precios por el servicio.
Hasta ahora el mercado de “capital” se centraba en la incorporación de nuevos socios. Como firmas de servicios profesionales, los socios mantienen la propiedad de las firmas y las gobiernan. Pero hemos podido observar alguna novedad en esta materia. Hace unas semanas, leíamos en este medio como el fondo suizo Ufenau establecía una alianza con Sagardoy para impulsar su crecimiento, y hacía lo mismo con la firma Carrillo Asesores. También, en el mes de julio, la firma Écija anunciaba la entrada de un private equity en su capital social para impulsar su crecimiento. Aunque estas operaciones deben tener muchos matices no desvelados, de nuevo nos encontramos con la estrategia de crecimiento como impulsor de la competitividad, esta vez mediante la entrada de capital externo -con los matices que también tiene esta materia puestos de manifiesto con la reciente resolución del TJUE-.
Por último, para un correcto análisis, habría que tener en cuenta el factor generacional. Las firmas de abogados que operan bajo el sistema de partnership tienen una estructura de propiedad temporal, y configuran un sistema de reposición de socios que asegura la continuidad del negocio en el tiempo. Si se observan los datos demográficos de la abogacía, existen muchas firmas donde esta reposición no se ha alcanzado, y este es uno de los factores que favorece la concentración. Para poder asegurar un sistema de reposición generacional de socios es necesario contar con un tamaño determinado -aquí sí está claro el incentivo del tamaño- y, en general, muchas firmas de abogados en España tienen un tamaño insuficiente para asegurar la continuidad de negocio.
En resumen, creo que estamos asistiendo al fin de la consolidación del mercado legal y a un comienzo muy incipiente de una fase de concentración, aunque es difícil predecir hasta dónde llegará, porque en general, la rentabilidad que obtienen las firmas medianas es buena, pero el acceso a clientes y encargos sofisticados se vuelve mucho más complicado a medida que el mercado se concentra, y se producen restricciones en el acceso al capital humano que complican mucho la viabilidad de las firmas. Si la entrada de capital financiero externo resuelve el problema del acceso al capital humano de las firmas medianas, vamos a asistir a un escenario muy interesante desde el punto de vista estratégico en los próximos años.
- Miguel Ángel Pérez de la Manga, socio de black.swan