En nuestra columna mensual en El Confidencial este mes hablamos de la relevancia de los partnerships en firmas de abogados y la importancia de una adecuada reposición de socios para mantener la continuidad del negocio, considerando también la posibilidad de integraciones como una solución esperanzadora para asegurar el éxito a largo plazo.
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El artículo analiza en detalle la relevancia de los partnerships en las firmas de abogados, destacando su papel como sistemas de propiedad temporal que permiten optimizar el valor del trabajo, fortalecer las relaciones con los clientes y mejorar la interacción con otros profesionales del sector. La temporalidad inherente a estos partnerships asegura que los socios más jóvenes asuman no solo los activos, sino también los pasivos de la firma, garantizando así una transición más fluida.
Sin embargo, se plantea una cuestión crucial: ¿qué ocurre cuando una firma no logra asegurar la reposición de sus socios? En este escenario, se evidencia que los activos, representados principalmente por los clientes, sufren un deterioro significativo, mientras que los pasivos, como los asuntos legales en curso y las responsabilidades laborales, permanecen intactos. Esta situación puede volverse problemática para la firma, ya que una reposición adecuada de socios salientes se vuelve fundamental para mantener la continuidad y calidad del servicio prestado a los clientes.
En casos en los que no se ha logrado formar un partnership que garantice el traspaso de esa propiedad temporal, una posible solución es la integración de la firma en otra entidad legal. Esta medida puede actuar como el último salvavidas que permita una transición ordenada, facilitando que el socio saliente gestione los tiempos y asuma un rol más activo en el proceso. No obstante, se destaca la importancia de abordar con cautela este tipo de integraciones, asegurándose de que la motivación para llevarlas a cabo no se base únicamente en solucionar las debilidades de la firma, sino en potenciar sus oportunidades futuras.
Es crucial tener en cuenta que la falta de sucesión en algunas firmas puede ser un desafío, especialmente considerando la edad de los abogados en ejercicio en la actualidad. Muchos despachos fueron creados en las últimas décadas, pero no todos han logrado establecer una línea de sucesión sólida que garantice la continuidad del negocio. La atracción de firmas más grandes con entornos atractivos para abogados jóvenes y la imposibilidad de ofrecer una carrera profesional atractiva en la era de la información han sido obstáculos para lograr una reposición efectiva de socios.
En este sentido, se vislumbra un reto demográfico en la abogacía española en los próximos años, donde un número significativo de abogados estarán cercanos a su retiro. Si bien este proceso puede tomar tiempo, se hace imperativo encaminar estrategias de sucesión o considerar integraciones como posibles alternativas para garantizar la continuidad del negocio.
Una de las consecuencias de la falta de sucesión es el deterioro progresivo de los activos, en especial de los clientes, ya que los abogados de generaciones más jóvenes buscan trabajar con profesionales de su misma edad y características. En contraste, los pasivos se mantienen e incluso aumentan con el tiempo, lo que puede resultar en un escenario desafiante para la firma y los socios salientes.
Ante este panorama, la integración en otra firma surge como una opción esperanzadora, ya que permite mutualizar riesgos y aprovechar economías de escala. En este proceso, es fundamental valorar adecuadamente los activos transmisibles y no transmisibles, para facilitar una integración exitosa. Si bien el camino puede ser complejo, aplicando la metodología adecuada y teniendo claros los objetivos, las posibilidades de encaje y éxito pueden aumentar considerablemente.
Por último, el artículo destaca la depreciación silenciosa del principal activo en los servicios profesionales: el propio abogado. Parte de la retribución que los socios obtienen en su carrera profesional es una amortización anticipada de su valor profesional, lo que debe ser tenido en cuenta al considerar sucesiones y transmisiones de activos. A pesar de la inevitable depreciación del abogado como activo, existe la oportunidad de lograr una transición efectiva y una mejor previsión económica para el futuro, siempre considerando los aspectos únicos de cada firma y sus circunstancias específicas.