Brillos en el equilibrio entre la vida personal y la profesional en las firmas de abogados

Algunas medidas que proponen los despachos de abogados para atraer a los millenials pueden no dar resultado e incluso obstaculizar el equilibrio entre la vida personal y profesional de los abogados

abril 26, 2017 |

3 min lectura

 

(Artículo publicado en el blog Law Lab de Cinco Días el 24.04.2017)

Hace unos días, uno de los asistentes[1] al Foro de Management de FIDE del que soy codirector explicaba cómo en su sector (no era el legal) cuando se intentaba aplicar una medida “suave” en materia de seguridad y salud en el trabajo, los responsables sindicales le contestaban “no nos des brillo a cambio de polvo”, dando a entender que mientras existan problemas de fondo serios cualquier medida superficial no sería considerada.

La sesión se organizó bajo el nombre “Despachos saludables y beneficios en materia de productividad. El impulso de la alta dirección”, y trató sobre los beneficios de incorporar actividades deportivas, atención médica o hábitos saludables de alimentación, entre otros, dentro de las empresas y en las firmas de abogados de forma particular.

Los ponentes explicaron los beneficios del deporte y la aplicación que tenía en los despachos y los resúmenes pueden verse en estos enlaces de la web de FIDE y More+Law.

El debate posterior a las ponencias, sin embargo, tuvo un giro inesperado. Es difícil argumentar en contra del deporte o la salud, pero cuando un sector tiene un problema de fondo sin resolver, éste aflora por la más mínima grieta. Sobre la materia planeaba la atención a los “millenials” por encima de otras cuestiones, empatizar con las aficiones de las nuevas generaciones, incluir el ocio saludable en el trabajo, y permitir que determinadas aficiones se practiquen a modo de actividad “extra-escolar” dentro de la empresa, y posiblemente el brillo de unas medidas un tanto paternalistas no sea suficiente para resolver el problema de fondo.

Desde un punto de vista teórico, es posible que la intangibilidad de los servicios profesionales tenga algo de culpa. Aunque sea con la mejor de las intenciones, cualquier oportunidad de crear una barrera de entrada a otro profesional es aprovechada para demostrar el compromiso propio con la firma (Nanda 2006), dejando de ser actividades voluntarias para convertirse en actividades de compromiso. Si está mi competencia interna, yo tengo que estar.

Los “millenials” lo son hoy, pero cuando dejen de serlo –el transcurso del tiempo se encarga de esto- es posible que esas medidas no les resulten atractivas. Hace unos días preguntaba a mis alumnos de Máster de la Universidad de Navarra qué les preocupaba de su futuro profesional, y ninguna de estas cuestiones relacionadas con el deporte o la salud salió a relucir. Supongo que la razón es que las consideran importantes pero propias de su ámbito o vida personal. Pero hubo una constante en los dos grupos a los que hice la pregunta, y fue cómo se iba a poder resolver el problema que hemos denominado “de fondo”, el equilibrio entre la vida personal y la profesional en sus numerosas versiones.

La pérdida de talento en las firmas de abogados tiene causas muy identificadas. Resulta muy complejo trabajar sobre ellas, porque la profesión de abogado es muy exigente en tiempo y esfuerzo y si hablamos de firmas grandes dedicadas a empresas y de ámbito internacional o global, es mucho más difícil de tratar porque el margen de actuación de las firmas en el problema del equilibrio entre vida personal y familiar es muy pequeño. Es un problema social, no del sector legal.

El efecto que puede tener incorporar a la actividad de la empresa determinados ámbitos de la vida personal (aunque sea en horario laboral) puede tener un efecto muy positivo en los primeros años de carrera profesional en los que las obligaciones personales son pocas y muchas las necesidades y motivaciones intrínsecas (aquellas relacionadas con el aprendizaje y con la satisfacción del trabajo por el mero hecho de realizarlo, no por la compensación asociada), pero puede ser inocuo, en el mejor de los casos, en los años críticos de retención del talento, donde la formación, la compensación, la satisfacción con el tipo de trabajo realizado, y el equilibrio entre la vida personal y la vida profesional son determinantes. Parece razonable que este campo sea el que se trabaje con más profundidad en los próximos años, sin que los brillos nos impidan ver el problema de fondo.

 

[1] No se cita el nombre del asistente porque las sesiones en FIDE se convocan bajo la Regla de Chatham House, los participantes tienen el derecho de utilizar la información que reciben, pero no se puede revelar ni la identidad ni la afiliación de ningún otro participante.

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