Movimiento de socios en los despachos de abogados

En los últimos meses estamos viendo un aumento de movimiento de socios de un despacho a otro. Es una tendencia que puede continuar y que los despachos deben trabajar para evitar que se produzca.

septiembre 14, 2011 |

2 min lectura

Según informa Expansión (noticia firmada por Mercedes Serraller), Ernst&Young ha fichado a Alberto Echarri, procedente de Gómez-Acebo & Pombo (donde era socio «equity») para dirigir el área legal. La semana pasada veíamos como Jones Day fichaba a dos abogados procedentes de DLA Piper, CMS Albiñana a uno procedente de Allen & Overy…¿qué está pasando? Cuando vemos que en otros niveles profesionales de los despachos la estabilidad de los abogados y la baja rotación es la norma general, se dispara el movimiento en la parte alta.

Desde luego, es una tendencia a estudiar por los despachos. El movimiento (no es muy exacto hablar de rotación en este nivel profesional) de socios afecta al núcleo de la organización. La incidencia directa sobre las ventas hace que estemos ante un tema que es necesario gestionar y al que posiblemente en años anteriores no se ha dado excesiva importancia por el mayor volumen de negocio que tenían todos los despachos.

Algunos autores, como el profesor de la London School of Economics Richard Sennett [1], afirman que en el medio o largo plazo se pierde con los cambios (cuando se realizan de manera continuada, en referencia a la excesiva flexibilidad que exige la sociedad actual, donde el riesgo que se asume es superior a la recompensa), y que en un primer momento (el corto plazo) en la mayoría de las situaciones se piensa solo en lo que se va a ganar de más y, lo que es más importante, se ven afectados valores como el compromiso y la lealtad.

Pero cuando sucede tan a menudo, tiene que existir algún motivo más. Las personas suelen macarse objetivos, y es posible que en un determinado momento perciban que no los pueden alcanzar, por ejemplo, por alguno de estos motivos:

– Los profesionales encuentran limitaciones para desarrollar toda su experiencia y relaciones.

– No se perciben con claridad los intangibles que proporciona el despacho, y solo se perciben los más evidentes (salario).

– No se pueden desarrollar capacidades de liderazgo.

– La situación del despacho hace que pensemos más en los objetivos individuales que en los de la firma.

Estos son algunos de los problemas que los despachos deben evitar con el diseño y ejecución de planes de carrera que permitan ver, cuando así se requiera y el profesional demuestre su valía, un horizonte a largo plazo que permita concentrarse más en el trabajo y menos en los constantes cambios.

[1] La Corrosión del carácter (Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo); Richard Sennett

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